La editorial Sexto Piso publicó recientemente una nueva traducción al español de los Cantos de Ezra Pound. Entrevista con el traductor, Jan de Jager, quien presentará su trabajo el jueves 27 de junio en la librería Cien Fuegos de París.
¿Por qué traducir de nuevo los Cantos?
La respuesta “épica” (pun intended) es que cada generación debe volver a traducir los clásicos, y los Cantos de Pound son un clásico reciente. Las traducciones en general envejecen más rápido que su original. Por otra parte, nunca me convenció poéticamente la traducción de Vázquez Amaral, que fue la más completa hasta ahora. Si fuese solamente por los errores, que son abundantes, bastaría con corregirlos y dejar el resto tal cual. Pero la versión de VA no le hace justicia a la variedad de registros, la amplitud de variantes regionales, históricas, etc. del original de Pound. Esa traducción “aplana” y “achata” el texto. Mi necesidad surgió de imaginar un lector que no lee inglés, que es para quien obviamente existen las traducciones del inglés, y tratar de darle una mejor impresión del vuelo poético del original.
¿Cómo ha sido su relación con las anteriores traducciones al español de los Cantos? ¿Era imprescindible tomarlas en cuenta? ¿En qué momento las ha confrontado con su propia versión (en caso de que lo haya hecho)?
Leí primero el original de Pound. Luego, al ver la traducción de Vázquez Amaral, como dije más arriba, decidí hacer todo de nuevo. En general trabajé a partir del original, directamente, a vuelapluma. Después cotejé no solo con otras traducciones al español – Vázquez Amaral, Ernesto Cardenal y Coronel Urtecho – sino también con la versión francesa de Yves di Manno, con la alemana de Eva Hesse y con la italiana de Mary de Rachewilz, la hija de Pound. Ahí, a veces cambié cosas. Pero como los Cantos son también en gran parte traducciones, también miré los originales a partir de los cuales trabajó Pound: Homero y las traducciones latinas de Homero, Dante, Cavalcanti, etc. Ambos abordajes los considero dos variantes del método de “triangulación”.
¿El hecho de que el libro sea editado en España tuvo alguna injerencia en la constitución de la lengua de traducción? En otros términos, ¿qué negociaciones implica eso, a nivel de la lengua, para un traductor argentino?
En general se mantuvo mi original, pero fue una negociación permanente con los correctores. A veces me decían “esto aquí no se dice” y yo a mi vez les decía que tuvieran en cuenta que no era una edición para España sino para todo el mundo de habla hispana. En algunos casos “di el brazo a torcer” pero también es cierto que otras opciones léxicas luego les resultaron duras a lectores mexicanos o argentinos. El hecho es que el original de Pound está en diversos dialectos del inglés, y yo procuré reflejar eso en mi versión. No es que yo estuviese intentando hacer una especie de “español mezclado” o mucho menos “neutro”. Mi propio periplo por el mundo hispano, con una sólida raigambre argentina pero con muchas influencias no solo de otros países de Latinoamérica, sino también peninsulares, me ha facilitado reflejar esa multilengua inglesa de Pound, que es bien americana, pero con conscientes y deliberados elementos británicos, irlandeses y también elementos arcaizantes: del inglés antiguo, y también del inglés bíblico de la traducción de tiempos de Shakespeare.
¿Cómo se las apañó con las citas presentes en los Cantos?
Las citas en lengua extranjera quedaron tal cual: francés, griego, latín, alemán. La única excepción es que los dos cantos italianos, por su extensión y para evitar controversias ideologizantes, las colocamos traducidas al español, pero en un apéndice. Esta traducción del italiano fue gentilmente cedida por el “traductor invitado” y gran poeta argentino Jorge Aulicino.
En el caso de las citas « en español en el original », las dejé tal cual, corrigiendo a veces a Pound siempre que me constara que no se trataba de un juego de palabras o una imitación (caricatura) de un habla incorrecta. En compensación, dejé unos pocos versos en su original inglés, más o menos la misma cantidad. La traducción francesa obra de modo diferente, también porque la cantidad de texto francés en el original de los Cantos es muy superior. Ellos ponen las partes en francés en el original *entre asteriscos*.
Las otras citas, las citas en inglés, en algunos pocos casos, si había traducción preexistente y más o menos conocida y correcta, usé esa. Si no, hice mi propia traducción. Algunas citas en inglés antiguo las traduje en un español arcaizante. Esto quizás no lo haría si tuviera que traducir un poema breve en lengua arcaizante, pero dentro de un poema de esta magnitud y extensión, considero que hay que mantener esa característica diferencial.
¿Por qué la elección de hacer una edición sin notas?
Siempre la decisión fue mantener el texto lo más cerca posible del original. El original no tiene notas y eso fue un criterio importante. Pero además, muchos críticos y Pound mismo recomiendan leer de forma continua, sin interrumpir a cada momento para buscar una referencia, una alusión. Dejar que la sucesión de palabras “haga cosmos” en su lectura sin interrupciones. Es lo que yo llamo lectura horizontal, por oposición a la lectura vertical que sería la del ojo del lector que cada vez baja al pie de la página a encontrar explicaciones. Idealmente, los Cantos se leen tres veces. Una primera, espontánea o ingenua; una segunda, buscando todas las alusiones y referencias; y una tercera otra vez horizontal pero recordando en lo posible todo lo investigado en la segunda lectura. Para traducir, procedí del mismo modo, aunque fueron más de tres lecturas…
Jan de Jager
entrevistado por Miguel Ángel Petrecca y Christilla Vasserot
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